En nuestro artículo anterior conocimos qué es el calcio, cómo afecta a nuestro cuerpo y qué alimentos son mayores fuentes de calcio. Pero, ¿cómo sabemos qué nivel de calcio tenemos en nuestro cuerpo? A continuación, os explicamos qué es la densitometría ósea, cuando hacérsela y sus características.
¿Qué es la densitometría ósea?
La densitometría ósea, también conocida como DEXA, es una prueba que sirve para medir la densidad de calcio existente en nuestros huesos, por lo que suele utilizarse para el diagnóstico de la osteoporosis o valorar el riesgo de fracturas.
La densidad ósea es la cantidad de calcio y otro mineral que hay presentes en una sección del hueso. En las edades comprendidas entre los 25 y 35 años es cuando la densidad ósea es más alta, y va disminuyendo a medida que se envejece.
¿Cómo se realiza la densitometría ósea?
En el examen DEXA, que mide la densidad ósea en la cadera y la columna, el paciente se recuesta en una mesa acolchada. Un generador de rayos X se encuentra ubicado debajo del paciente y un dispositivo de imágenes, o detector, se posiciona arriba.
Debido a la mínima radiación procedente de los rayos x, esta prueba no es recomendables para mujeres embarazadas.
Además, es recomendable no ingerir suplementos con calcio durante las 24 horas antes de la prueba.
Características de la prueba
- El examen no requiere ninguna preparación inicial.
- La prueba dura unos pocos minutos y es totalmente indolora.
- Después de la prueba no sentirás nada raro en la zona que han medido la densidad del hueso.
- Aunque para la realización de la prueba se emplean rayos x, las complicaciones en la densitometría ósea son prácticamente inexistentes.
¿Cuándo me tengo que realizar una densitometría ósea?
Aunque no hay datos concretos sobre las personas o la edad en la que es recomendable hacerse una densitometría ósea, hay grupos de personas con más factores de no tener unos correctos niveles de calcio.
- Mujeres postmenopáusicas con síntomas severos.
- Personas que tengan antecedentes en su familia de fractura de cadera.
- Hombres y mujeres que consuman medicamentos que provoquen la pérdida de calcio como corticoides.
- Personas con enfermedades que asocien la pérdida ósea como enfermedades renales o hepáticas o diabetes de tipo 1.
- Personas que hayan tenido alguna fractura en cualquier parte del cuerpo después de un golpe no muy fuerte.
- Niños que padezcan enfermedades genéticas que afecten a la formación del hueso, como la osteogénesis imperfecta.
Para las personas que están en grupos de riesgo lo más recomendable es realizar esta prueba cada dos años.
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