Ya se empieza a notar el calor y con él, empiezan a estar prácticamente abiertas todas las piscinas y muchas familias empezarán a disfrutar de los primeros rayos de sol. Este hecho supone tener en cuenta una serie de precauciones para cuidar nuestra salud. Sobre todo, hay que proteger a los más pequeños del sol, debido a la sensibilidad de su piel, en comparación con la de un adulto, entre otros factores. ¿Quieres saberlos? Te los explicamos en las siguientes líneas.
La piel de los niños. ¿Qué tiene de especial?
La piel de los niños presenta una característica que la diferencian de la piel del adulto. Es una piel mucho más suave, por lo que posee una capa externa protectora (capa córnea) más fina, que provoca que la probabilidad de erosión, infección o quemadura solar sea considerablemente mayor que la del adulto.
Además, los más pequeños de la casa también carecen de vello, hecho que contribuye a la fragilidad de la piel infantil. La de los adultos posee una mayor cantidad de sebo cutáneo y anticuerpos específicos en que la protegen frente a cualquier agresión externa, mientras que la piel de los niños se encuentra mucho más expuesta debido a estas carencias.
Cuidados básicos de la piel del niño
Mantener a los más pequeños alejados del sol y bien protegidos de sus efectos dañinos no es una tarea fácil, pues ante todo son niños. Aun así, es importante extremar las precauciones, sobre todo en los primeros años de vida de los niños, para prevenir un cáncer de piel en la vida adulta:
- Usar crema solar que tenga un SPF de 50 y aplicarla 30 minutos antes de la exposición al sol y sobre la piel seca.
- Vístele con ropa ligera de manga larga y colores claros. Las gorras y las gafas de sol también son de gran ayuda. Además, ofrecerle agua con frecuencia puede evitar que se deshidrate o tenga un golpe de calor.
- Evitar permanecer al sol en las horas centrales del día, entre las 12.00 y las 17.00.
- Renovar la crema al menos cada tres horas y después de meterse en el agua.
- Adaptar la protección al fototipo de cada uno, es decir, la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar. En general toda la familia debe utilizar un fotoprotector alto en los primeros días al sol y después rebajarlo a medida que la piel vaya adquiriendo color. Nunca prescindir totalmente de protección solar, aunque ya estéis bien bronceados.
- La protección en los días nublados también es importante, pues la radiación difusa es suficientemente intensa como para quemarse.
En definitiva, el cuidado de la piel de los niños en verano es muy importante. Ahora que empieza el calor hay que tener en cuenta estos cuidados para mantener a los más pequeños protegidos y poder disfrutar sin preocupaciones. Aun así, si necesitas un poco más de orientación ¡consulta nuestra web! En Farmacia Lizandra estamos para ayudarte y para resolver tus dudas. Contacta con nosotros a través de nuestra web o en el 689482500.