Con la llegada del buen tiempo, las ganas de broncear nuestro cuerpo aumentan. Pero cuidado, durante el resto del año nuestra piel no ha estado expuesta a las radiaciones, y no proteger la dermis puede provocar daños.
Si bien a través de los poros de la piel se pueden obtener algunos beneficios de la luz solar, la exposición prolongada a estas ondas genera quemaduras, imperfecciones y algunas enfermedades.
Antes de comenzar a exponer nuestra piel al sol debemos prepararla desde el interior para protegerla.
¿Cómo protegemos la piel desde dentro?
Una buena alimentación es la clave para que nuestra piel sea más resistente y esté más protegida de los efectos dañinos de los rayos UV.
Hidratarnos es clave en nuestra protección contra el sol. Hay que beber un mínimo de dos litros de agua cada día para conseguir estar perfectamente hidratado. Además, si nos hidratamos bien, conservaremos nuestro bronceado durante más tiempo. En cuanto a los alimentos:
Frutas y verduras
Las fresas, las bayas, los arándanos y las cerezas contienen altos niveles de vitamina C, que pueden reducir el daño de los radicales libres causados por la exposición a la radiación UV. La vitamina C también estimula la producción de colágeno, importante para la apariencia juvenil de la piel.
El tomate, la papaya, la guayaba, el pimiento rojo, la sandía o el pomelo rosa son ricas en licopeno. La sandía contiene un 40% más licopeno que los tomates.
Y la zanahoria, la batata, la calabaza, el mango y el albaricoque son alimentos ricos en betacarotenos.
Las algas espirulina y la chlorella contienen el antioxidante astaxantina que además de proteger la piel y los ojos contra la radiación UV, también combate la inflamación, por lo que ayuda a prevenir el daño solar provocado por la radiación UV.
Las hierbas frescas como el perejil, albahaca, salvia y romero también están llenos de antioxidantes protectores de la piel.
Además de betacaroteno, muchas verduras de hoja verde contienen altos niveles de ácido fólico y vitaminas A, C y E. El brócoli es rico en sulforafano, un antioxidante que ayuda a las células a protegerse contra la radiación UV.
Aceite y frutos secos
En concreto, el aceite de oliva es uno de los mejores complementos para cuidar la piel frente a las quemaduras y el envejecimiento prematuro. Contiene ácidos grasos esenciales que, tras ser absorbidos, mejoran el proceso de regeneración celular.
También concentra grandes cantidades de polifenoles, necesario para crear una barrera protectora contra el impacto dañino de los rayos UV.
Al igual que el aceite, las almendras también tienen vitamina E. Además, contienen un alto nivel de quercetina, un flavonoide que protege la piel contra los rayos UV.
Pescado
Por otro lado, pescado como el salmón, el arenque, la caballa, la trucha y las sardinas son ricos en ácidos grasos omega-3 que protegen contra el daño solar.
Otro alimento rico en vitamina A es la yema de huevo que permite acelerar la formación de melanina. También reduce los riesgos de contraer cáncer de piel.
Chocolate y té
El chocolate negro posee gran cantidad de flavonoides, que ayudan a mejorar la capacidad de la piel frente a las quemaduras solares.
Aunque en menor medida que el chocolate, los tés negros, blancos y verdes también tienen un alto contenido en polifenoles y catequinas, dos tipos de flavonoides que ayudan a proteger la piel de los rayos UV.
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