Seguramente alguna vez has sufrido ampollas o rozaduras en la piel de los pies. Sí, aun recuerdas cuando fuiste a hacer el Camino de Santiago, o aquella excursión con la familia en la que se apareció esta incómoda lesión que te impidió disfrutar de dichas actividades. Esta patología puede acabar con tus planes más activos como dar paseos, salir a correr, recorrer ciudades haciendo turismo o practicar tu deporte favorito. Para evitar que esto vuelva a ocurrir, en Farmacia Lizandra te contamos todo sobre este enemigo de las actividades.

 

¿Qué es una ampolla de fricción?

Cuando hablamos de ampolla nos referimos a una burbuja de líquido que se forma debajo de la piel, en las capas más externas. Si el tamaño de esta es pequeño también se le llama vesícula, sin embargo, si es grande se le denomina bulla. A medida que la capa superior de la piel se desprende de los tejidos inferiores, un fluido similar al plasma sale de las células y comienza a llenar el vacío, amortiguando el tejido para protegerlo de un daño mayor. El líquido que rellena la ampolla es producido por el cuerpo como respuesta a una lesión. Generalmente se producen en las manos y en los pies, aunque pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo.

Las más habituales son las llamadas de roce o fricción. Estas, por ejemplo, pueden formarse cuando un calzado no se ajusta perfectamente a nuestro pie y nos roza la piel o cuando sostenemos el mango de una raqueta durante un partido de pádel o tenis. Este tipo de ampollas es más fácil que salgan si hace calor y la piel está húmeda.

 

¿Cómo trato las ampollas?

Si te sale una ampolla, un tratamiento adecuado es clave para una rápida curación. Cúbrela con un apósito especialista para ampollas como Compeed para mantenerla limpia, seca y protegida de la fricción y el roce.

Existen muchos mitos sobre las ampollas, así pues, seguir una pauta como la siguiente te ayudará a tratarlas correctamente:

  • Resiste el impulso de reventarte la ampolla.
  • Si la ampolla explota por sí sola, no retires la piel muerta.
  • Una vez esté abierta, lava suavemente la zona con agua y jabón.

Las ampollas sanan más rápido en ambiente de curación húmedo, es decir, cuando se cubren con un apósito especialista. Debe dejarse puesto hasta que comience a despegarse, esto es una indicación de que la ampolla se ha curado.

 

Así pues, ahora que ya sabes cómo tratar al enemigo de las actividades, puedes venir a nuestra farmacia a hacerte con los apósitos ideales, o consultar nuestra tienda online donde también podrás encontrarlos. Aun así, si tienes alguna duda ¡pregúntanos!